Tucumán no posee un sistema para tratar este residuo peligroso
02 Jul
En 2009, Tucumán sancionó la ley 8.177 sobre Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (Girsu) por la cual cada municipio debe hacerse responsable del servicio. Entre las obligaciones previstas figura que deben construir plantas para la disposición final y programar la separación de residuos reciclables y no reciclables. Hasta hoy, no hubo demasiados avances. “Cada municipio debía presentar su informe de impacto ambiental, pero salvo el caso de la Capital, nadie lo hace”, señaló el legislador amayista Alfredo Toscano, integrante de la Comisión de Medio Ambiente de la Legislatura.
Sobre las pilas no hay ni noticias. La única manera de buscar una salida no contaminante es convertirlas en “ladrillos” adentro de botellas PET bien cerradas. Esto es lo que hace Sebastián Ogayar en su Nave Tierra, una casa-taller sustentable donde le busca una salida a la chatarra electrónica y a las pilas. “En estos momentos tengo dos cajas de cartón llenas de pilas que, de a poco, voy poniendo en botellas junto con arena. Hay gente que después utiliza esto para la construcción de mobiliario que no esté en contacto permanente con personas”, explica Sebastián. Es que, como él dice, poco se sabe de los daños que pueden producir estas baterías viejas. Por eso, prefieren usar los ecoladrillos con pilas en bancos y otras áreas que no sean las paredes de una casa. Otra salida es meterlas en construcciones de cemento, de modo que queden inmersas en concreto. Las pilas son dispositivos que convierten la energía química generada por la reacción de sus componentes en energía eléctrica. Existen diferentes tipos, según sus componentes.
En una botella pueden llegar a caber unas 100 pilas, explica Ogayar. Se le pueden acercar baterías viejas a su domicilio de Perú 423 (altura Laprida al 1.500).
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