La proximidad de las elecciones, sobre todo si el resultado es incierto, siempre es buena época para anunciar bajadas de impuestos, o acelerar la toma de posesión de nuevos funcionarios por si acaso. También, y es ahora el caso de Malpartida de Plasencia, para cambiar las normas urbanísticas en contra del criterio de la oposición, y facilitar la llegada de industrias polémicas como las que se dedican a tratar residuos peligrosos y tóxicos.

Los ‘chinatos’, gentilicio popular de los naturales de esta localidad situada 11 kilómetros al sureste de Plasencia, no saben en su conjunto a qué carta quedarse, pero apenas en un par de semanas casi la mitad de la población, 1.250 sobre un total de 3.000 adultos (el padrón se completa hasta los 4.700), han decidido prevenir por si acaso, y llenado las oficinas municipales de alegaciones por escrito contra la pretensión del equipo de gobierno (seis concejales del PP), que pretenden modificar las normas de planificación urbanística.

En sobre anónimo

El asunto pilló a los vecinos, también a la Corporación municipal hace tres años, casi a traición. Quince días antes de las elecciones municipales que se celebraron a finales de mayo de 2011, los 11 concejales recibieron un sobre grande, anónimo, en el que se les informaba de que se había iniciado el procedimiento de información pública ambiental, para la instalación de una planta de residuos, algunos de ellos peligrosos.

Como daba tiempo de actuar, acordaron que la nueva Corporación entrante abordaría a fondo el asunto, y así fue, pasó a gobernar con mayoría absoluta el Partido Popular (6 concejales) frente a una oposición de 3 del PSOE y 2 de IU.

La armonía sin embargo se preservó y por unanimidad redactaron alegaciones en contra de la industria, que junto a otras como la del colectivo ecologista SEO-Birdlife se presentaron finalmente ante el organismo ambiental de la Junta de Extremadura que tramitaba la solicitud industrial de instalación.

La evaluación de impacto ambiental fue finalmente desfavorable y en Malpartida, desde donde se otean con claridad los relieves del parque nacional de Monfragüe, se respiró tranquilo.

Media vuelta

Pero “inexplicablemente”, valora el concejal de IU Javier Mateos y miembro de la plataforma Malpartida Limpia, en agosto de 2013 el nuevo alcalde popular, Marcelo Barrado, partidario previamente de cuestionar tales industrias, y usando la mayoría absoluta de su partido, promovió la modificación de las normas urbanísticas subsidiarias, para que sí fuera posible la ubicación de plantas de tratamiento y almacenamiento de residuos peligrosos y contaminantes.

La modificación legal inicial se aprobó el pasado 15 de agosto, y en unas semanas se procederá a la provisional; la Comisión Regional de Urbanismo tendrá que dar su visto bueno antes de la aprobación definitiva, y posteriormente podría considerarse cualquier proyecto empresarial de residuos que se presentara.

“No permitiré nada dañino”

El alcalde, Marcelo Barrado, ha asegurado a eldiario.es Extremadura que nunca autorizará nada dañino para el pueblo, y revelado que él no tiene nada en contra de industrias que traten residuos peligros “siempre que no contaminen y cumplan la ley”.

El Grupo Socialista malpartideño opone en contra la proximidad al casco urbano y la prohibición, expresa hasta ahora en la normativa municipal, de que se establezcan plantas de este tipo, así como el conocimiento de que sobre la empresa anterior solicitante pesaban una serie de denuncias y expedientes en curso por graves irregularidades y anomalías en la gestión de residuos.

Asegura el alcalde que él lo único que promueve con el cambio de normas urbanísticas es ubicar, en un punto determinado donde no hagan daño, las industrias que antes podían elegir cualquier lugar del municipio. Pero si fuera así 1.250 alegaciones son muchas, ¿no?, pregunta eldiario.es . “Sí, pero a saber cómo se han presentado”, e incluso aventura Barrado la existencia de “irregularidades” que no concreta.

Admite que hay como mínimo un proyecto presentado, el de Biotrán, que crearía riqueza y empleo, junto a otros similares, aunque tampoco quiere revelar de cuántos puestos de trabajo estaríamos hablando.