El mineral de Huelva podrá completar su ciclo de extracción-transformación en la provincia, cubriendo dentro del territorio onubense un proceso que en muchos casos se desarrolla en varios países. Ese es el ofrecimiento que hizo ayer el consejero delegado de Atlantic Copper, Javier Targhetta, quien apoyó el impulso que se está dando a la minería en la Faja Pirítica y aseguró que su empresa está dispuesta a "reforzar el tejido económico de Huelva comprando ese mineral".

El renacimiento de la Faja Pirítica se refleja por ahora sólo en la explotación de Minas de Aguas Teñidas, con una capacidad de producción de 2,2 millones de toneladas/año que se prevé duplicar, pero tiene en lontananza la esperada reapertura de la Mina de Riotinto, Sotiel, también a cargo de Matsa, y un elevado número de permisos de investigación que podrían dar lugar a otras explotaciones en el futuro. A ese panorama se refería ayer Targhetta durante el Foro Gerardo Rojas de Huelva Información y la Asociación de Industrias Químicas, Básicas y Energéticas (Aiqbe), ofreciendo a las minas abiertas y futuras transformar su cobre en la planta de la avenida Francisco Montenegro. "Somos una gran fundición y podríamos tratar aquí casi todo", aseguraba Targhetta, recordando que el primer paso para ello sería depurar las impurezas que tiene el mineral extraído en la actualidad en la provincia, que requeriría cierta limpieza previa. Pero solventado ese extremo, la planta estaría dispuesta a volver a sus orígenes (nació como planta de refino de la mina de Riotinto) y tratar el mineral de la provincia.

Atlantic Copper mira a la provincia y ratifica su vocación de permanencia, aunque por ahora, y pese a haberse estudiado una posible ampliación, con la misma capacidad de producción que tiene actualmente. Se había barajado casi duplicar su capacidad productiva, pero aunque la propuesta no ha sido desechada, explicó Targhetta, sí queda aplazada ante la obligación de construir una nueva fundición en Indonesia, donde Freeport McMoRan, matriz de Atlantic Copper, opera su mayor mina, Grasberg. Ese proyecto es consecuencia de un acuerdo entre Freeport y el Gobierno indonesio y será desarrollado y supervisado por Atlantic Copper.

Esta es una muestra, señalaba Targhetta, de lo bien posicionada que está la compañía, que tiene "un futuro fenomenal". Un futuro que contrasta con los problemas vividos por otras empresas del núcleo industrial onubense, que han desaparecido o mermado notablemente en los últimos años a pesar de que "con voluntad se podrían haber salvado", señalaba el consejero delegado de Atlantic Copper en referencia a los casos concretos de Fertiberia y Foret. ¿Voluntad de quién?, preguntaba a su lado el delegado del Gobierno andaluz, José Fiscal. "De todos", contestaba el ponente. "Sociedad, organizaciones empresariales, sindicatos y fuerzas políticas", a las que también llamó a "tomar nota para que no vuelva a ocurrir".

Para el representante empresarial Huelva tiene todo lo necesario para atraer inversión industrial: suelo, un buen puerto, personal especializado... "Diría que no falta casi nada, sino que más bien hay algo que le sobra, al igual que en toda España: el cainismo". Y también advirtió de que a Huelva no se la conoce fuera del país. "Somos malos comerciales, mientras países de nuestro entorno como Francia e Italia son grandes comerciales". Ni siquiera la falta de infraestructuras es un problema, aseveró, reclamando sólo como imprescindible el AVE. Y también otra infraestructura, aunque en este caso industrial. Targhetta consideró ineludible la existencia de un depósito de residuos peligrosos como el que funciona ahora en Nerva, ante la posibilidad de que éste se declare colmatado en los próximos meses o años.

En un mundo globalizado, señalo Targhetta durante su ponencia, un objetivo básico debe ser mejorar la competitividad. Y para ello, el representante de Freeport apuntó de nuevo a la energía, el caballo de batalla de la industria española que, en el caso de Atlantic Copper, supone un tercio de los costes. Targhetta recordó que el mix energético español, de gran variedad y sin una dependencia excesiva de ningún tipo de energía, es uno de los puntos fuertes y el coste de la generación no es alto. Sin embargo, el coste de la energía es de los más caros de la UE. ¿Por qué? "En España, el coste de la parte regulada es el doble que en Alemania o Francia", apuntó, de forma que el precio de la energía se llega a encarecer entre 18 y 20 euros por megavatio/hora. En cambio, el precio de la energía doméstica está en los márgenes más baratos de Europa, señaló, apuntando a la voluntad política para solventar este problema aunque alabando al tiempo algunas de las medidas incluidas en la reforma energética. Y no dejó pasar la ocasión de defender la exploración del uso del shale gas o el shale oil, extraídos mediante fracturación hidráulica o fracking, en España. "No es responsable prohibir la investigación", concluyó Targhetta.