Esa es una de las cantidades que arrojó el nuevo reporte de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), establecida en 1973. En 2014, solo los Estados Unidos generó 7,8 millones de toneladas más que cualquier otro país, representando el 17% de los ‘e-residuos’ en el mundo.

Justo cuando hoy, 22 de abril, se celebra nuevamente el Día de la Tierra, este informe alerta sobre la cantidad de equipos electrónicos que los seres humanos botan sin medida a la basura común y sin tratamiento. A nivel mundial, los humanos generaron 46 millones de toneladas de ‘e-residuos’ en 2014, esto implicó 43,8 millones más que en 2013. Es decir, unos 12,5 libras más por persona.

La UNU prevé que la cantidad de residuos electrónicos llegue a 55 millones de toneladas en 2018. Per cápita, Noruega es el mayor contaminante para la Tierra. Cada noruego genera 62 libras anuales de basura electrónica. Seguramente, ellos no celebrarán hoy el Día de la Tierra.

O quizás sí y se unirán a las 190 actividades por esta fecha alrededor del mundo. Cada actividad copará los titulares de la prensa, pero mañana 23 de abril los noruegos y otros tantos ciudadanos volverán a lo mismo: se comprarán un nuevo celular solo porque la batería del antiguo ya no funciona ‘tan bien’ o cambiarán su lavadora de tambor por una silenciosa y de último modelo.

Si hay un dato para analizar del informe del UNU es que en la basura no solo encontraron móviles, monitores o CPU, también hay tostadoras, televisores, secadoras, impresoras, licuadoras, baterías... en fin, todo lo que en su interior tenga elementos como mercurio, cadmio, plomo o cobre. Menos de la sexta parte de todos estos elementos fueron reciclados correctamente en el mundo.

¿Qué hacer con los equipos?

Para uno de los autores del informe de la UNU, Ruediger Kuehr, la reducción de la vida útil de electrodomésticos y otros aparatos es una de las principales causas de la creciente generación de basura electrónica.

En el Ecuador en 2014 el Inec registró que a nivel nacional de 30.365 hogares encuestados el 61,14%  depositó los residuos electrónicos a la basura común; mientras que el 6,6% los quemó; 23,43% guardó y 2,31% los destinó a un centro de acopio.

Para el ambientalista Xavier Salgado, los aparatos electrodomésticos al igual que los electrónicos tienen elementos tóxicos como metano, cobre, plomo que causan contaminación y enfermedades a la piel y cáncer. “Ambos tardan en descomponerse entre 50 y 1000 años. Cuando estos no tienen una buena disposición, los metales se mezclan con los lixiviados de la basura común que va a parar a los conductos de agua por  las alcantarillas y de ahí va a los ríos”.

Recordó que hace unos meses en un recorrido por el Estero de las Ranas en Guayaquil encontró refrigeradoras y computadoras. “Lo que ocurre es que una de cada 10 personas en la ciudad solo el 1% o menos conoce de temas ambientales”. Por ello Salgado aconsejó que antes de pensar en botar un  electrodoméstico o aparato electrónico acercarse a las telefónicas del país que están obligadas a recibir cables, celulares, o a empresas dedicadas a reciclar este tipo de residuos peligrosos.

Intercia es una de ellas. Desde su creación en 2012 hasta la actualidad ha reciclado más de 2.200 toneladas de chatarra electrónica y de la cual menos del 15% es de electrodomésticos, informó Tanya González, gerente de la planta de reciclaje electrónico. Entre los materiales que llegan a la empresa están computadoras,  antenas, línea blanca, cajeros automáticos y otros. (I)

DATOS

El Día de la Tierra se centrará este año en la defensa de las ciudades verdes, con el objetivo de movilizar a millones de personas para lograr un medio ambiente sostenible.

En la actualidad más de la mitad de la población mundial vive en las ciudades, y con más personas creciendo y consumiendo recursos en las urbes, los efectos del cambio climático empeoran, dice la ONU.

Este 22 de abril se cumplen 45 años desde la declaración de la ONU para proteger la Tierra. La organización también ha indicado que este año es decisivo porque se hará la Cumbre sobre el Cambio Climático en París.

En esta nueva cita se espera que los países finalmente acuerden medidas vinculantes sobre la reducción de los gases de efecto invernadero. Hasta ahora solo se han logrado compromisos sin efecto.